Odio

Las lágrimas caen, aunque no debieran salir de su hogar. Debieran mantenerse en aquel lugar para escapar cuando realmente valga la pena, cuando sea necesario llorar. Pero no, no hacen caso. Salen porque lo desean y sienten, porque el corazón no aguanta tanta rabia, pena y humillación. Porque ya es suficiente, porque nadie aguanta tanta maldita palabra junta.

Palabrería barata en palabras poéticas.

Odio, odio, odio... fluye por mis venas.

Asco, repugnancia.

Odio...

Respiración agitada, mandíbula apretada, mirada de rayos, manos temblorosas, ansiosas de expresar cuánto odio siente el cuerpo.

El cariño se esfuma, el odio y el asco ocupan su lugar.

Lo poco que quedaba ya no va existiendo, todo se acaba...

"Soy tan nada que ni siquiera merezco que me recuerdes..." Ya no eres nada, desde hoy ni recuerdo eres

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