No sé bien cómo debiera sentirme. Se supone que todo debiera serme indiferente, pero no puedo. Nace en mí la rabia, la pena, la incomprensión...

Me siento estafada, por decirlo de algún modo. Es como aquella sensación de que te venden un producto perfecto, pero que de a poco, se va hechando a perder. Evidentemente es normal, todas las cosas por su continuo uso se van deteriorando, ¡pero es que las personas no debieran deteriorarse! ¿Cómo un ser humano va a ser peor de lo que fue? El sentido común me dice que cada día uno debe ser mejor, debe crecer, debe mejorar, ¿pero es realmente así?

Esta entrada la había empezado a escribir en la tarde, pero por diversos motivos domésticos quedó inconclusa y ahora la termino.

No apruebo ciertas conductas, llámenme como quieran. Pero no creo en las excusas baratas ni en los comportamientos burdos. Quizá yo también tengo momentos de ellos, pero creo que son en momentos de absoluta conciencia, no recurro a artimañas para hacer lo que anhelo ni busco explicaciones carentes de sentido para cualquier situación.

Me decepcione de una manera absoluta, creí y aún creo en la superación. No juzgaré los apoyos y consejos, cada uno siente si van bien con uno y cómo son éstos, pero ¿cómo es posible considerarse mejor que antes, si uno ha cambiado para mal? Claro que ésta es mi perspectiva, es mi visión de las cosas, no todos están ni estarán de acuerdo conmigo y eso me quedó sumamente claro. No pretendo que sea de otro modo, pero las cosas están como están.

Muchas veces prefería que todo hubiese seguido otro rumbo, que el destino hubiese designado otro camino para mí y para los otros. Que las soluciones a nuestro conflictos fueran otras, menos dañinas, y quizá menos absurdas. Pero no, es lo que está y es en este momento. Es lo que veo en mí y en los otros, es lo que siento para mí y para los otros.

Leo cambios para mejores, veo que es todo lo contrario.

Ahora comprendo algunas actitudes, algunas lecturas. Me advirtieron de mi error demasiado tarde, ya estaba hecho. No lo lamento, necesitaba desahogarme y demostrar que no se estaba alcanzando el objetivo propuesto. La rabia y la pena fluían por mis venas, las lágrimas buscaban una escapatoria en un momento que no era el opotuno, unos brazos dispuestos a contenerme cuando me sentí flaquear, un abrazo sincero y palabras de consuelo en un momento que las necesitaba pero que no calaron en mí.

Palabras que llegaban a mis oidos y no saber quién las decía realmente, si la persona real o la máscara, la evolución o la involución, la transformación o la destrucción.

A veces me siento un monstruo, la villana de la historia, pero después intentó pensar que no actue mal, sólo que las cosas no tomaron el rumbo normal en estas mismas situaciones pero bajo otras formas de verlas.

Quiero escribir más, explicar mi sentir, pero las emociones y sentimientos han quedo atorados en mi garganta, con ganas de gritarle al mundo lo ruin que es y lo manipulanle y desgraciado que puede llegar a ser

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