Abuelo
Hace unos años, cuando te vi en esa cama, postrado, indefenso, sin reconocer a prácticamente nadie, me di cuenta que había perdonado todo lo que nos habías hecho pasar a mi familia y a mí. Me di cuenta que en mi corazón no existía ese odio que mucho tiempo lo alimentó. No existía esa sed de venganza ni esa dicha por verte sufrir en tus últimos años... Ya no te odiaba, te respetaba por ser mi abuelo, el padre de mi padre.
Pero ese día martes 3 de marzo, cuando llama la Lesly para avisar que habías ascendido y que ahora estabas junto a tus hemanos y tus padres, me di cuenta que dolía tu partida, quizá no era ese dolor lascerante que muchos de mis primos sienten en este momento, pero dolía.
Te vi aún en tu cama, con tus ojos cerrados y con un aire de paz que por mucho tiempo anhelaste. Nos dejaste donde siempre quisiste hacerlo. En tu pieza, en tu casa, en tu cerro, mirando, lo que por mucho tiempo fue tu corral.
Te dije lo que nunca pensé que te diría, sé que en vida nunca me lo ibas a escuchar. Suelo ser cobarde cuando no sé cómo se recibirán mis muestras de afecto. Pero te lo dije, y sé que en cielo, porque sé que ahí estás, me escuchaste y me viste. Viste que mis lágrimas eran de corazón, provenían de la tristeza y del dolor de quien pierde a un ser querido... porque en ese momento me di cuenta que ya no te respestaba por ser sólo mi abuelo, sino que te quería por serlo. No fuiste el abuelo que hubiese deseado tener, pero eres mi abuelo, y sé que por algún motivo que aún no descubro, hiciste lo que tenías que hacer y fuiste cómo tenías que ser.
En tus últimos años fuiste un bebé incapaz de valerse por sí mismo, pero quiero que sepas que te recuerdo como un hombre ágil que se levantaba al alba para cosechar, para ver sus animales y alimentarlos. Te recuerdo como aquel hombre de campo luchador y valiente, esforzado y emprendedor.
La verdad es que tuviste cosas negativas, eso no lo puedo negar, pero siento que esas cosas están bajo mi perspectiva, es una mirada muy personal y no quiero que nadie más las sepa. Sólo algunas personas saben lo que sentí y viví por mucho tiempo, y para mí ya va siendo hora que eso lo deje en mi interior y aprenda de todo esto.
Gracias por darme el padre que me diste. No sé que hicieron mi abuela y tú, pero de verdad que educaron a un gran hombre, a un gran marido, a un gran padre, a un gran cuñado y a un gran tío. Me impresionó y emocionó ver a todos los hermanos de mi mamá acompañando a mi padre en este duro momento y como algunos de ellos abandonaron sus múltiples preocupaciones para estar con el "hermano adoptivo", el otro hijo de mi abuela Fabby. Ver a mis primos chicos como intentaban no llorar para acompañar a mi papá, como lo abrazaban y como la emoción los embargaba, dejando que sus lágrimas fluyeran y consolándose mutuamente.
Siento que tus hijos no valoran al hermano que tienen, pero no te preocupes porque mi padre no está solo. Nos tiene a nosotros, su mujer e hijos para compañarlos, tiene a sus hermanos adoptivos, tiene a sus sobrinos y casi hijos, y tiene a sus hermanos espirituales.
Descansa abuelo, descansa y disfruta de esa paz que por mucho tiempo anhelaste... Te quiero
Comentarios
Ni idea si Dios existe o no, más bien creo que el karma, así que donde sea que él esté, que esté en paz. Porque aquí nos quedamos todos, en un mundo lleno de achaques.
Un abrazo enorme
Erendis