Ayer me acordé tanto de ti. Fue inevitable no hacer las comparaciones odiosas, quizás el tenga más pinta, un mejor auto, se note mucho más culto, pero no existe ese feeling, esa conexión, ese no-sé-qué que hubo entre los dos desde el comienzo. No podía creer que estuviera bailando con una pareja y sentir que bailaba sola. Que todos se dieran cuenta de eso, que él bailaba por su lado, y yo por el mío. 
No pude evitar acordarme de la primera vez que me subí a tu auto y me dejaste elegir la radio para que estuviera a gusto, cuando me decías que yo era la copiloto y que mi rol era ése, entretener y mantener despierto al conductor. Debió darme lata que subiera tanto el volumen de la radio, pero en realidad fue mejor, no quería hablar con él, intentando hacer ameno el viaje, cuando en realidad no podía dejar de pensar en ti y en nuestras salidas. 
Puta que me duele el alma y el corazón darme cuenta el cuánto te he extrañado en estos días. ¿Por qué no he podido dejar de pensarte y extrañarte?, ¿por qué no aparece alguien que me haga sentir así, tal como lo hiciste tú?, ¿te pasa lo mismo?, ¿estás intentando conocer a otras mujeres?, ¿ser feliz con ellas?, ¿les estás dando ese espacio que a mí me negaste?, ¿te arrepientes de eso? Sé que no debiera esperar que me llames, que me busques, pero lo necesito para sentirme feliz. ¿Cómo le explico a las personas de mi alrededor lo que siento y cómo me siento?, ¿cómo saber si ellos en algún momento de sus vidas sintieron esa conexión que había entre los dos y me puedan entender?, ¿por qué no poder contarle a las personas lo que siento y no recibir consejos absurdos, o recriminaciones baratas? 

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